jueves, 23 de abril de 2015

El paradigma de la racionalidad lineal cartesiana



La Revolución científica de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII intentaba descubrir las leyes que la gobernaban, su orden natural y su armonía dando prioridad al razón.  Descartes, uno de sus máximos referentes, presentó en su “Discurso del Método” (1637) un sistema matemático analítico-reduccionista que exponía las cuatro bases para alcanzar el verdadero saber: 

  1. Evidencia. Sólo es verdadero aquello que procede de nuestra mente de forma natural. 
  2. Análisis. Los problemas son un conjunto de ideas que es necesario separar, descomponer, dividir en partes para encontrar una mejor solución. 
  3. Síntesis. Es un proceso deductivo en el que  se conduce «con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente» ( Fragmento extraído del Discurso del método  de Descartes de   http://www.librosmaravillosos.com/metodo/parte02.html)
  4. Comprobación. Se encarga de revisar los pasos anteriores para poder estar seguros de su certeza.


El método cartesiano rindió sus frutos en matemáticas, biología, química, ecología,  física y ciencias sociales  hasta que hubo un cambio paradigmático en el siglo XIX.  


Dicho cambio apareció en los trabajos de termodinámica de Sadi Carno en los que  introdujo un sistema complejo de degradación irreversible en la física.  A partir de este momento, fueron apareciendo nuevas formas de pensar y nuevas teorías en las que no tenía cabida un método lineal como el de Descartes: El “paradigma cartesiano“ pasó a un segundo plano y el “paradigma de complejidad” se apoderó de nosotros.  Es decir, se deja atrás la fragmentación  y el considerar las partes de una forma aislada dando paso al estudio de un  fenómeno como un todo. 

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